El zoológico nacional de Sudáfrica libera a su último elefante: Charlie

Siendo el último elefante del Zoológico Nacional de Sudáfrica, las autoridades por fin deciden liberarlo.

Los elefantes están muy cerca de los humanos respecto a cómo demuestran sus emociones y a cómo se organizan en grupos familiares. Y como los humanos, ellos lloran a los suyos, pero desde hace años Charlie solo ha podido escuchar la risa y bullicio de las personas.

Con ello en mente, el zoológico nacional de Sudáfrica luego de 40 años decide liberar el alma de Charlie su último elefante. Aunque el zoológico estaba equipado con instalaciones modernas y un equipo dedicado a su cuidado, el Jardín Zoológico Nacional de Pretoria toma la decisión de dejarlo vivir lo que aún le reste de vida, algo que desde 1984 le arrebataron al separarlo de su familia para hacerlo participe en un circo.

Fue separado de su familia en el desierto de Zimbabue cuando tenía unos dos años. Sus captores lo vendieron al circo Boswell Wilkie en 1984, donde lo utilizaron para realizar trucos de circo ante espectadores boquiabiertos. En 2001, lo trasladaron al zoológico de Pretoria, donde ha permanecido desde entonces.

No es solo una cuestión de devolverle un espacio físico; es una cuestión de restaurar su dignidad y permitirle experimentar una vida que se asemeje más a la que habría tenido en la naturaleza. Al liberar a Charlie, no solo toman una decisión ética, también fomentan la conservación y el equilibrio de los ecosistemas que estos animales ayudan a mantener.

Especialistas y activistas de diferentes países enviaron cartas a la entonces ministra de Medio Ambiente, Barbara Creecy, solicitando que Charlie fuera trasladado a un santuario. La primera respuesta de las autoridades sudafricanas fue que le proporcionarían más compañeros, pero finalmente aceptaron llevarlo a un santuario de 10.000 hectáreas.

La vida, nos enseña que las almas son libres, sin esclavas, sin ataduras y sin jaulas, que un alma libre es un reflejo de felicidad, pues puede elevarse por encima de las propias barreras y vivir libre de limitaciones.

La historia de Charlie, el elefante nos deja con la esperanza de convertir más experiencias como la suya en oportunidades de liberar sus almas.