Encuentran el monolito más grande de Mesoamérica en San Luis Potosí
La piedra labrada más grande de Mesoamérica fue hallada en la antigua ciudad huasteca de Tamtoc en San Luis Potosí.
En la antigua ciudad huasteca de Tamtoc, cerca del yacimiento arqueológico, fue hallada la piedra labrada más grande de Mesoamérica, según el arqueoastrónomo universitario Jesús Galindo Trejo. Al parecer, se trata de un marcador del transcurrir del tiempo, es decir, del movimiento aparente del Sol a lo largo del año, y no un observatorio lunar como se estableció en algún momento.
El integrante del Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) de la UNAM recordó que el monolito de cuatro metros de alto, por siete metros de largo y más de 27 toneladas de peso, descubierto en febrero de 2005 partido en tres partes, permaneció durante casi dos mil años sumergido en un cuerpo de agua y cubierto por depósitos de lodo.
La estela del sitio arqueológico de Tamtoc, ubicado en el municipio de Tamuín, en San Luis Potosí, sigue siendo una incógnita, reconoció el experto. Aunque fue reconstruida y colocada en su lugar original, su mensaje permanece oculto porque la Huasteca carece de fuentes etnohistóricas y tampoco ha sido estudiada por la arqueología como otras regiones, el centro del país o la zona maya, reconoció el experto.
En la estela aparecen tres personajes que no son fácilmente identificables con deidades del centro de México, como Tláloc a Tezcatlipoca. La pregunta es qué podría estar señalando esta gran piedra que en la parte de arriba tiene 12 entrelaces o inscripciones cuyo mensaje se desconoce.
Por supuesto, toda la estela debe tener algún significado, pero sigue siendo desconocido. Se piensa que está inscrito en teenek, en huasteco, idioma mayense. Pero no se sabe cómo fue que llegó hasta ese lugar los integrantes de un pueblo que habla una de las 30 variantes del maya.
En términos generales, la estele tiene calaveras, una forma más grande con características femeninas y masculinas; los otros dos, de menor tamaño, no tienen cabeza y sostienen un objeto parecido a una corona; de sus cuellos surge algo parecido a un líquido, agua o sangre.
La parte trasera de la estela es lisa y es una pieza de más de 27 toneladas. Se cree que el monumento marca la mitad del año: del equinoccio de primavera al de otoño, la parte labrada del monolito es iluminada por el Sol, y del equinoccio de otoño al de primavera del siguiente año se ilumina, pero por su parte trasera, donde no tiene algún dibujo labrado.
Si se conociera mejor la cosmogonía y deidades de los teenek se tendría la posibilidad de interpretar la estela con mayor precisión. Pero a la fecha, tampoco se sabe de los jeroglíficos de la esta, porque no existe evidencia suficientemente amplia para descifrarlos.
Cuando se pensó que era un observatorio lunar porque debajo de la estela se encontró una ofrenda, el cuerpo mutilado de una mujer que fue cortada a propósito. Se trata de una pieza dedicada astronómicamente al equilibrio temporal que define el movimiento aparente del astro luminoso.
La estela y la escultura femenina son manifestaciones locales del arte huasteco y piezas únicas de su tipo. Eso es lo maravilloso de este hallazgo, que a pesar de no haber sido estudiado suficientemente, la Arqueología revela datos interesantes de los objetos.