Estos fueron los hallazgos arqueológicos de 2022 

A continuación te compartimos los hallazgos arqueológicos más asombrosos seleccionados por National Geographic:

1. Rostro de Tutankamón, Egipto

El rostro de Tutankamón permanecía velado a los ojos de los historiadores y arqueólogos. De acuerdo con Zahi Hawass, exministro de antigüedades egipcias y coautor del artículo de JAMAlas reconstrucciones virtuales que se han hecho aún son poco precisas.

LOS ANGELES, CA – JUNE 15: Medical imagery of Tutankhamun is shown above a replica of King Tut’s skull while on display during the “Tutankhamun And The Golden Age Of The Pharaohs” Exhibit Opening at the Los Angeles County Museum of Art (LACMA) on June 15, 2005 in Los Angeles, California. (Photo by Ethan Miller/Getty Images).

2. Dolmen de Guadalperal, España

Oficialmente conocido como Dolmen de Guadalperal, éste podría ser el yacimiento neolítico más grande que se ha encontrado en la Península Ibérica. Los arqueólogos se refieren a él como el ‘Stonehenge español’, por sus dimensiones y antigüedad estimada. La bajada en un embalse local lo dejó completamente al descubierto, permitiéndole a los investigadores analizarlo más de cerca.

CACERES, SPAIN – (Photo by Pablo Blazquez Dominguez/Getty Images)

3. Neve: la bebé mas antigua de Europa, Italia

Los entierros infantiles tan antiguos son extremadamente raros, detallan los autores del estudio. A partir de sus dientes, los investigadores determinaron que es la bebé más antiguo de Europa. El caso de ‘Neve’ fue excepcional porque, además, se conservó la tela con la que la bebé fue envuelta.

Reconstrucción artística del antiguo entierro infantil. | Crédito: Mauro Cutrona

4. Dios del Universo, Siria

En su momento de mayor esplendor, a Palmira se le hacía referencia como la «ciudad de los árboles de dátil«. Fue el centro de poder de un imperio antiguo, datado de hace al menos 2 mil años en medio del desierto de Medio Oriente. Aunque estuvieron ligados al Imperio Romano, conservaron su propio panteón divino, al que adoraron por milenios de manera independiente a la fe romana.

Quizá una de las deidades más misteriosas fue un ser omnipotente y omnipresente, que dirigía las fuerzas del cosmos en la palma de su mano. Por décadas, los investigadores que han ido a Palmira se refieren a él sencillamente como ‘Dios del Universo’, porque un halo de anonimato ha recubierto a esta figura ancestral. Hasta ahora, que figura como uno de los mejores hallazgos arqueológicos de 2022.

Atardecer en el sitio del patrimonio mundial de la Unesco. Antes de que comenzara el conflicto sirio en 2011 / Getty Images

5. Sanxingdui, China

Sanxingdui es un sitio arqueológico en el municipio de Guanghan, en la región central de China. Los arqueólogos empezaron a explorarlo hace más de tres décadas y desde entonces no han dejado de sorprenderse con los hallazgos de este lugar. El nuevo descubrimiento ocurrió en los pozos 7 y 8 de la zona.

La excavación contenía reliquias y artefactos cuyas formas nunca antes habían sido atestiguadas: altares de bronce, figuras de criaturas míticas y distintos tipos de efigies arrodilladas. Otro objeto que resalta en el descubrimiento es una caja con tapa en forma de tortuga y asas con cabezas de dragón.

GUANGHAN, CHINA – (Photo by Zhang Lang/China News Service via Getty Images)

6. Deidad maya del maíz, México

Por su impresionante estado de conservación, la UNESCO nombró al sitio arqueológico de Palenque como Patrimonio de la Humanidad en 1987. Tras décadas de investigación y hallazgos arqueológicos significativos, El Palacio —una de las estructuras principales del sitio— sigue escondiendo conocimiento de la cosmovisión maya.

Tanto así, que recientemente un equipo de arqueólogos del Instituto Nacional de Arqueología e Historia (INAH) en México descubrió la escultura de un joven dios del maíz maya. Acostado, como si estuviera a punto de ingresar al inframundo, podría ser uno de los creadores del Universo prehispánico.

Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH)

7. Mientras poblados enteros en el Reino Unido están desapareciendo debajo de las olas, urbes de la Era de Bronce emergen en Medio Oriente. Por la sequía intensa que está sufriendo el río Tigris, una ciudad construida hace 3 mil 400 años apareció al sur de Iraq. Al centro de ésta, los arqueólogos de la University of Tübingen encontraron un palacio antiguo, perfectamente conservado.

University of Tübingen / eScience Center / Kurdistan Archaeology Organization

8. Palacio del nieto de Genghis Khan, Turquía

Parece ser que la capital del Imperio Mongol fue itinerante durante la Edad Media. El nieto de Genghis Khan se mudaba a su palacio de verano durante los meses más calurosos, y gobernaba desde ahí durante buena parte del año. Los científicos han sido cautelosos con el descubrimiento, porque todavía consideran que no hay evidencia suficiente para ligar las ruinas con la familia de conquistadores asiáticos. Por ello, las ruinas figuran entre los mejores hallazgos arqueológicos de 2022.

GETTY IMAGES

9. Hércules de Anticera, Grecia

A medio camino entre Creta y la Grecia continental, Anticitera no deja de revelar sus secretos. Hace más de un siglo, buzos locales descubrieron un naufragio en esta isla. El hallazgo ocurrió mientras se sumergían en aguas marinas buscando esponjas naturales. El sitio resultó ser uno de los más intrigantes para los arqueólogos subacuáticos. Desde entonces ha fascinado a la comunidad científica y reavivado el interés de la población griega por la arqueología marina.

10. El verdadero propósito de Stonehenge, Reino Unido

La noticia llegó en marzo de 2022. Un equipo de arqueólogos finalmente había determinado cuál era la función real del yacimiento de Stonehenge, el mítico espacio de formaciones neolíticas en el Reino Unido. Por la posición de los piedras, los científicos determinaron que éste había sido un calendario solar, que daba la pauta de 365.25 días. Justamente, una vuelta al Sol.

Sin embargo, la investigación no indagó sobre el posible funcionamiento de este sitio previo a la construcción del calendario astronómico. De acuerdo con un estudio reciente, mucho antes de que las piedras de Stonehenge sirvieran como un marcador de tiempo, el espacio se ocupó como un «coto de caza».