Lograron ‘revivir’ al lobo terrible tras más de 10,000 años de extinción.

En los últimos años, los avances en genética y biotecnología han abierto la puerta a algo que parecía ciencia ficción: la posibilidad de “resucitar” especies extintas. Empresas como Colossal Biosciences lideran esta nueva era, utilizando herramientas como la edición genética, el análisis de ADN antiguo y células madre para recrear animales desaparecidos hace miles de años.

Más allá de un experimento científico, este fenómeno plantea retos éticos, ecológicos y tecnológicos, al tiempo que despierta un debate global: ¿Deberíamos traer de vuelta especies extintas?. El caso del lobo terrible, un depredador que desapareció hace más de 10.000 años y que ahora ha sido parcialmente traído de regreso, marca un hito y un punto de partida en esta discusión.

Rómulo y Remo, dos cachorros de seis meses, no se comportan como perros comunes, hay algo inusual en ellos: su tamaño (1,20 m de largo y 36 kg) y su comportamiento reservado. Se alejan de los humanos, incluso de quienes los criaron.

Colossal Biosciences, una empresa de biotecnología fundada en 2021 con la misión de des-extinguir especies desaparecidas, utilizó células madre obtenidas de la sangre de lobos grises, reescribiendo 14 genes clave para que coincidieran con los del lobo terrible. A diferencia de técnicas más invasivas como la clonación tradicional (usada con la oveja Dolly), este método es menos riesgoso y más eficiente. De 45 embriones creados, dos fueron exitosamente gestados por perras sustitutas seleccionadas por su salud y tamaño.

Actualmente, viven en una reserva secreta de 817 hectáreas en EE. UU., bajo constante cuidado veterinario. Aunque nunca serán liberados en la naturaleza, la empresa busca estudiar cómo las modificaciones genéticas afectan su comportamiento y fisiología.

El caso del lobo terrible es solo el principio. Colossal planea revivir otras especies desaparecidas como el mamut lanudo, el dodo y el tilacino (tigre de Tasmania). En 2024, la empresa presentó un “ratón lanudo” con genes de mamut, como paso previo al nacimiento de un verdadero mamut modificado, previsto para 2028.

El proceso con el mamut será aún más complejo. Requiere editar al menos 85 genes del elefante asiático, su pariente vivo más cercano. El objetivo no es solo recrear la apariencia del mamut, sino sus adaptaciones al frío extremo, como el pelaje espeso y la grasa subcutánea.

Colossal defiende su trabajo como un imperativo moral: revertir parte del daño que la humanidad ha causado a la biodiversidad. Beth Shapiro, directora científica, afirma que “somos una fuerza evolutiva” y que esta tecnología puede también proteger a especies en peligro, como el lobo rojo o el quoll.

Como señala Shapiro, quizá sea momento de usar nuestra inteligencia para reparar lo que hemos destruido. Pero otros recuerdan que, en la historia de la humanidad, cada intento de controlar la naturaleza ha traído consigo efectos colaterales. ¿Tú qué opinas al respecto?