Los perritos de Chernóbil
El 26 de abril de 1986 en la ciudad ucraniana de Pripyat y su central nuclear, Chernóbil, ocurrió el peor accidente nuclear en la historia de la humanidad. Ese día, el reactor nuclear número 4 explotó durante una prueba de simulación de corte del suministro eléctrico, lo cual provocó una tragedia que hasta las fechas tiene consecuencias.
Décadas después de lo ocurrido, los seres humanos se mantiene alejados de Chernóbil, por el contrario, la fauna ha encontrado un sitio donde refugiarse. Lobos, caballos, aves, bisontes, alces, ranas y perros deambulan entre los edificios de hormigón en ruinas y los bosques circundantes. Sin proponérselo, este territorio se convirtió en una de las mayores reservas naturales de Europa.
Los perros que habitan Chernóbil
En la actualidad ocurre algo curioso con los perros que habitan y merodean Chernóbil, según un reciente estudio realizado por un equipo internacional de investigadores. El desastre nuclear a antes descrito podría haber afectado al ADN de estos animales a lo largo de las generaciones a consecuencia de la exposición a dosis bajas de radiación.
A pesar de la radiactividad, el número de perros asilvestrados que habitan la zona sigue en aumento, lo que ha llevado a la creación de la Iniciativa de Investigación sobre Perros de Chernóbil (CDRI, por sus siglas en inglés), que proporciona atención veterinaria a estos perros desde 2017.
Los expertos todavía intentan resolver si los perros siguen absorbiendo pequeñas cantidades de radiación a niveles apenas nocivos, o si están heredando diferencias observadas de generaciones anteriores que experimentaron la explosión. También se plantean que quizás están ocurriendo ambas cosas.
Los análisis comparativos mostraron que los perros de Chernóbil también son genéticamente distintos de los perros criados en libertad en Europa del Este, Asia y Oriente Medio.