El festival Creamfields, conocido mundialmente por sus escenarios, experiencias y presencia en la cultura dance, acaba de anunciar oficialmente la creación de su propio sello discográfico: Creamfields Recordings.
Esta decisión marca un paso clave: ya no solo se trata de producción de eventos en vivo, sino de construir un espacio donde la música viva y evolucione, con artistas propios, lanzamientos globales y colaboraciones creativas.
¿Qué ofrece y a quién se dirige?
Desde su anuncio, Creamfields Recordings ha dejado claro que su apertura es amplia: va desde productores que comienzan a nombres ya establecidos dentro de la escena electrónica.
En el fondo, la apuesta es por talento fresco con una plataforma que combina legado + alcance global.
El porqué de este movimiento
Para entender el contexto, vale recordar que Creamfields no nació de la nada: lo que empezó como la fiesta Cream en Liverpool en 1992 acabó evolucionando hasta convertirse en uno de los festivales más reconocidos en la escena electrónica.
Ahora, con Creamfields Recordings, la lógica es poner esa reputación al servicio de construir una marca discográfica que reúna club, festival y sello en un solo ecosistema. En pocas palabras: quieren traducir ese poder de convocatoria en negocio, relevancia y comunidad artística.
¿Qué hacer si eres productor o artista?
Si estás haciendo música electrónica y estás atento al movimiento, esta es una buena señal.
- Prepárate: tener un demo bien trabajado, con buen sonido y que represente tu identidad.
- Sé consciente del perfil: no parece ser un sello que solo busque hits instantáneos; la invitación es ser parte de algo mayor.
- Contacta oportunamente: manda tu demo al correo indicado y sigue las instrucciones del sello en su web oficial.
Así, si logras estar dentro del radar, puedes sumarte a un sello respaldado por uno de los nombres más importantes del dance mundial.
¿Qué significa para la escena electrónica?
Este tipo de movimientos tienen dos efectos claros. Por un lado, abren más espacios para artistas nuevos: un sello vinculado a un festival de gran escala da visibilidad inmediata. Por otro, refuerzan el ecosistema: se cierra el círculo entre evento, artista y sello, lo que puede generar colaboraciones, compilados, giras y oportunidades que antes quizá faltaban.
Para la audiencia —esa que va al festival, que sigue a los DJs, que busca descubrir nuevos sonidos— significa tener más posibilidad de conectar con proyectos auténticos antes de que “exploten”. Para los productores es un faro: alguien confía en ti, te da altavoz y te coloca en un escenario mayor. En resumen, es una jugada win-win si se ejecuta con cuidado. Y parece que Creamfields la está planteando bien.
