Oficialmente se llama Coachella Valley Music and Arts Festival, pero todo el mundo loconoce como Coachella. Nació en 1999 en el Empire Polo Club de Indio, California, organizado por la promotora Goldenvoice, con Paul Tollett y Rick Van Santen al frente. La idea era simple pero arriesgada: juntar rock alternativo, electrónica, hip hop e instalaciones de arte en medio del desierto, lejos de las típicas arenas o estadios.
La primera edición se hizo en octubre de 1999, con dos días de música donde aparecían nombres como Beck, Rage Against the Machine, Tool, The Chemical Brothers, Morrissey, Underworld, Spiritualized, Jurassic 5 o Richie Hawtin. Era un cartel potente, pero todavía muy de nicho, pensado para la gente que buscaba algo distinto a los festivales tradicionales de la época.
Después de ese debut, el festival se tomó una pausa en el año 2000 por temas financieros y regresó en 2001. A partir de ahí empezó a crecer poco a poco hasta convertirse en el monstruo cultural que conocemos hoy.
De evento alternativo a vitrina global de cultura pop
Con los años, Coachella dejó de ser “solo” un festival de música. El line up se abrió a casi todos los géneros: rock, pop, indie, hip hop, R&B, electrónica y acts que no encajaban en ninguna caja. Lo que pasaba en esos escenarios empezó a filtrarse a todas partes: televisión, revistas, blogs, luego redes sociales y, ahora, TikTok y Reels.
Para los artistas, tocar en Coachella dejó de ser “un festival más” y se convirtió en un sello de estatus: ahí se prueban sets, se estrenan canciones, se presentan proyectos nuevos y se manda un mensaje claro de en qué nivel estás jugando.
Al mismo tiempo, el festival se empezó a duplicar en dos fines de semana de abril, con la misma programación, para poder meter a más gente sin perder la sensación de “descubrir algo” entre los escenarios. La capacidad actual ronda las 125 mil personas por día, con más de 250 mil asistentes sumando los dos fines de semana en las ediciones más concurridas.
Coachella: arte, negocio y termómetro cultural
En 2025, por ejemplo, el festival tuvo como headliners a Lady Gaga, Travis Scott y Post Malone, combinando pop, rap y una versión cada vez más híbrida de estilos. El line up mezcló artistas consolidados con nombres nuevos y colaboraciones inesperadas, manteniendo ese equilibrio entre “lo que ya amas” y “lo que todavía no conoces, pero vas a empezar a escuchar”.
Más allá de la música, las instalaciones de arte, la moda, los looks pensados para redes, las colaboraciones de marcas y la avalancha de contenido en video hacen que Coachella funcione como un resumen adelantado del año: lo que ves ahí en abril termina influyendo en tendencias de estilo, sonido y cultura pop durante meses.
Coachella 2026: un cartel que confirma el cambio de era
Para 2026, el festival ya tiene line up oficial. Los headliners confirmados son Sabrina Carpenter, Justin Bieber y Karol G, con Anyma sumándose como cabeza electrónica con su proyecto Æden. El festival se celebrará de nuevo en dos fines de semana: del 10 al 12 y del 17 al 19 de abril de 2026, en el mismo Empire Polo Club de Indio.
Sabrina Carpenter lidera los viernes, después de su debut previo en Coachella y el boom de sus últimos discos; Justin Bieber se queda con los sábados, marcando un regreso grande al circuito de festivales; y Karol G cierra los domingos como una de las headliners más fuertes del momento y la primera artista latina en ser confirmada como cabeza de cartel del festival, según el propio historial de Coachella 2026.
El resto del cartel refuerza la idea de Coachella como cruce de mundos: aparecen bandas como The Strokes y The xx, proyectos electrónicos como Kaskade, Anyma, Armin van Buuren x Adam Beyer, propuestas pop como Addison Rae, PinkPantheress, Teddy Swims, acts de K-pop y global pop como BIGBANG, Taemin y KATSEYE, además de nombres clásicos como Moby, Iggy Pop o Groove Armada.
El mensaje es claro: Coachella ya no es un festival que vive solo de rock alternativo o indie. Es un mapa completo donde conviven pop global, reggaetón, electrónica, K-pop, bandas de culto y artistas pensados para romper el algoritmo.
