Hay sucesos que hacen que, incluso en los rincones más hermosos del mundo, florezca el miedo. El monstruo de Florencia, la nueva serie de Netflix, narra uno de esos sucesos: una racha de asesinatos que marcaron Italia entre 1968 y 1985, y que siguen sin respuestas. Y sí, es precisamente esa falta de cierre lo que hace que esta historia valga totalmente la pena.
Un caso que desafía al tiempo
La producción dramatiza cómo, entre 1968 y 1985, un asesino o posiblemente varios, actuaron al acecho de parejas jóvenes en zonas apartadas de la Toscana.
Las víctimas eran principalmente parejas que buscaban un momento de intimidad y fueron atacadas con el mismo modus operandi: un arma calibre .22, caravana o coche, noche.
La serie, que consta de cuatro episodios, apuesta por mezclar archivos reales, testimonios de la época y recreaciones que intentan capturar el terror, la impotencia y la conspiración que rodearon el caso.
¿Por qué verla AHORA?
- Porque la serie ya está arrasando: se convirtió en número 1 en Netflix en 62 países.
- Porque mezcla crimen real y drama humano de una forma rara: no solo vemos al asesino, vemos a las víctimas, la comunidad, la investigación que falla.
- Porque, si ya te late el true crime, esto es una joya europea: ambientación, silencio, tensión. Y sí, se siente raro ver una historia de terror lejos de lo que ya conoces.
- Porque en solo cuatro capítulos te atrapa. No tienes que verte temporadas eternas para entender por qué todos hablan de ella.
Lo que la serie hace bien (y lo que deja abierto)
En su relato, “El monstruo de Florencia” no busca dar respuestas fáciles. La serie pone frente al espectador la incógnita: ¿fue uno solo el asesino o varios? ¿Por qué nunca se resolvió del todo? ¿Qué papel jugaron los medios, las autoridades, la policía local?
“La serie se apoya en archivos judiciales reales, testimonios de la época y una atmósfera opresiva que refleja el miedo que paralizó a la región.”
Y ese clima es lo que engancha: siente más documental que ficción tradicional. Pero también hay que saber: no todo queda claro. Algunos finales están abiertos. El final explicado señala que la narrativa apunta a conexiones entre sospechosos, pero deja espacio para lo que nunca se confirmó.
¿Te va a poner nervioso? Sí. ¿Y por qué eso está bien?
Porque esta no es la típica historia de asesino que atrapan justo al final. Aquí el horror es cotidiano, silencioso. Es esperar en el coche, ver luces lejanas, escuchar un disparo. Y por eso funciona para ese público de 25 a 50 años que busca más que sustos: busca algo que se meta en la cabeza.
La frase clave “El monstruo de Florencia” se siente pesada por la carga que trae. Pero también se siente fresca porque no está contada mil veces. Está en Netflix, a un clic de distancia.
