No fue una noche cualquiera. El Colegio de San Ildefonso se vistió de cine, historia y emoción para recibir a Guillermo del Toro y la premiere de su versión de Frankenstein, la película que muchos esperaban como su regreso más íntimo y personal.
Entre aplausos y gritos de cariño, el director apareció visiblemente emocionado.
Su mensaje fue breve, pero poderoso:
“Hago lo que hago y como lo hago porque soy mexicano.”
La frase, que levantó una ovación, fue solo el inicio de un discurso que se volvió viral y que resume el espíritu del nuevo proyecto del cineasta tapatío.
El monstruo más humano de todos
Frankenstein no es solo una historia sobre un monstruo; es sobre la soledad, la búsqueda de identidad y la compasión hacia lo que el mundo decide rechazar. Y si hay alguien que entiende esa sensibilidad, es Guillermo del Toro.
Su versión de Frankenstein —producida por Netflix y protagonizada por Oscar Isaac, Mia Goth — promete ser su obra más emocional hasta ahora. La historia seguirá la visión original de Mary Shelley, pero con ese toque visual y simbólico que caracteriza a Del Toro: oscuridad, belleza y redención en un mismo cuadro.
Lo que representa este estreno
Más allá del glamour de la alfombra roja, esta premiere tuvo otro peso: Del Toro eligió presentar Frankenstein en el Colegio de San Ildefonso, el lugar donde nació el muralismo mexicano.
Ahí donde Diego Rivera, Orozco y Siqueiros pintaron la historia del país, Del Toro presentó la suya: la de un artista que se niega a olvidar de dónde viene, incluso cuando el mundo entero lo aclama.
El evento cerró con una ovación larga, de esas que se sienten como abrazo.
El tipo de ovación que solo se le da a quien ha puesto el corazón en todo lo que hace.





