Cuando alguien dice “eso es verde”, parece una verdad absoluta. Pero lo que tus ojos captan y tu cerebro interpreta puede ser muy distinto a lo que ve la persona junto a ti. De hecho, según la American Academy of Ophthalmology, solo el 0.8% de las mujeres son daltónicas, frente a un 8% de los hombres. Y eso tiene una explicación genética que, si no fuera tan científica, parecería una historia de ciencia ficción.
El daltonismo, o “deficiencia de la visión de color”, ocurre cuando las células de la retina (los conos) no procesan correctamente las longitudes de onda de la luz. En palabras simples: no todos los ojos decodifican el arcoíris igual.
Por qué ellas casi no son daltónicas
La clave está en el cromosoma X. El gen responsable del daltonismo se encuentra ahí, y como las mujeres tienen dos cromosomas X, una copia sana puede “compensar” a la defectuosa. En cambio, los hombres solo tienen un X (y un Y), así que si ese X viene con el gen alterado, no hay respaldo: el daltonismo se manifiesta de lleno.
El resultado: una mujer necesita tener dos copias del gen alterado para ser daltónica. Por eso, el número es tan bajo — apenas ese 0.8%.
Y para hacerlo aún más curioso: existen casos excepcionales en los que algunas mujeres pueden ver más colores que el promedio humano. Se llaman tetra cromáticas y poseen un tipo extra de cono en la retina, capaz de distinguir hasta 100 millones de matices diferentes.
Mientras unas personas ven una simple gama de rosas, ellas ven toda una sinfonía de tonos.
Ver distinto también es una forma de arte
Más allá de la biología, el daltonismo ha inspirado formas únicas de ver el mundo. Desde diseñadores que ajustan paletas en sus obras hasta músicos que traducen color a sonido.
Neil Harbisson, el primer “cyborg” reconocido legalmente, lleva un sensor implantado que convierte los colores en notas musicales. Así que, aunque nació daltónico, “escucha” los colores. Él lo explica así:
“El color es una frecuencia. Si puedo escucharlo, puedo sentirlo”.
Esa frase resume justo lo que la ciencia y el arte tienen en común: la capacidad de transformar una limitación en otra forma de percepción.
Un dato que cambia cómo entendemos el color
Saber que solo el 0.8% de las mujeres son daltónicas no es un simple dato de trivia: es un recordatorio de cómo el cuerpo humano está lleno de excepciones que lo vuelven aún más fascinante. Cada color que ves —o que no ves— es una interpretación, un código que el cerebro traduce a su manera. Y quizá ahí esté la magia: en que nadie ve el mundo exactamente igual.
