Taylor Swift en la batalla contra los deepfakes
El reciente incidente de las imágenes falsas sexualmente explícitas de Taylor Swift en X (antes Twitter) ha puesto en primer plano una preocupación creciente: la proliferación de deepfakes y su impacto en la privacidad y la reputación de individuos.
Aunque este caso involucra a una figura pública, subraya un problema más amplio que afecta a personas de todos los estratos. La demora de la plataforma en actuar frente a la cuenta que difundió este material resalta los desafiíos en la regulación y el control de este tipo de contenido.
La generación y distribución de deepfakes no se limita a una sola plataforma; se ha reportado que el origen de estas imágenes fue en un grupo de Telegram, evidenciando una red más extensa y compleja de distribución.
Sentity AI, una empresa con sede en Ámsterdam que se dedica a detectar contenido falso, ya advertía en 2019 que el 96% de los vídeos deepfake en internet eran pornográficos, y que, la mayoría tenía como víctimas a mujeres.
La Casa Blanca ha expresado procupación por la imágenes falsas de Taylor Swift. La secretaría de prensa de la Casa Blanca calificó las imágenes de “alarmantes” e instó a las empresas de redes sociales a actuar con responsabilidad para prevenir la difusión de este contenido.
Este incidente destaca la necesidad urgente de abordar la problemática de los deepfakes, una tarea que requiere un enfoque multifacético.